Una visita que termino en fuego Solo fui a devolverle algo, no planeaba quedarme. Pero cuando abrió la puerta, su mirada me atrapó. Cerró sin hablar, me empujó suavemente contra la pared y comenzó a besarme con una urgencia que me derretía. Sus manos bajaban por mi cintura mientras sus labios recorrían mi cuello. Me alzó y me llevó a su cama, entre caricias rápidas y respiraciones calientes. No hubo palabras, solo el lenguaje de nuestros cuerpos, que esa tarde dijeron todo.

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