Calor y risas en un encuentro inesperado Nunca imaginé que aquella tarde sin planes se convertirÃa en algo inolvidable. Nos encontramos por casualidad y las risas comenzaron a fluir naturalmente. Poco a poco, la cercanÃa fue aumentando, y sus manos buscaron las mÃas con una suavidad que me erizó la piel. Me miró con esa intensidad que no pude resistir, y antes de darme cuenta, estábamos atrapados en un juego de caricias y suspiros. Esa tarde el calor entre nosotros fue más fuerte que cualquier otra cosa.