Después de clases, risas y miradas intensas Terminamos las clases y todos se fueron, menos nosotros. Caminamos juntos sin rumbo, compartiendo risas y miradas que no podían ocultar lo que sentíamos. Sin aviso, sus dedos rozaron los míos, y una electricidad nos invadió. Me detuvo, me miró con intensidad y me acercó a un rincón donde solo el sonido de nuestras respiraciones llenaba el aire. Sus labios descendieron lentamente, encendiendo un fuego que ya no quisimos apagar.