En su cuarto, la noche se volvió juego Me invitó a su cuarto con la excusa de ver una película, pero la atmósfera cambió en segundos. La puerta se cerró y sus ojos me buscaron con una promesa silenciosa. Se acercó y me besó con calma, mientras sus manos recorrían mi espalda. El tiempo parecía detenerse mientras jugábamos entre caricias, suspiros y risas suaves. Esa noche, el cuarto se convirtió en nuestro pequeño mundo de deseos y secretos.