La invitación a un secreto en su casa Llegué a su casa sin imaginar lo que esa invitación traerÃa. Apenas cruzamos la puerta, sentà la tensión en el aire. Nos sentamos cerca, y su mano tomó la mÃa con firmeza. La música suave llenaba el ambiente mientras nuestras miradas se encontraban con complicidad. Lentamente, sus labios se posaron sobre los mÃos, despertando un fuego que no querÃa apagar. Esa noche, su casa fue el refugio de un secreto que solo nosotros compartimos.