Noche tranquila que se volvió intensa La noche comenzó calmada, con risas y charlas sin rumbo. Pero en cuanto nos quedamos solos, algo cambió. Su mirada se hizo más profunda, y sin palabras me acercó a él. Sentà sus manos cálidas en mi cintura, sus labios suaves rozando mi cuello. La atmósfera se volvió eléctrica, y nos dejamos llevar por el deseo que crecÃa con cada caricia. Fue una noche donde el tiempo desapareció, y solo existió la intensidad de ese instante.